domingo, 4 de enero de 2015

¿NUEVA GUERRA FRÍA A CAUSA DEL PETRÓLEO?

Hace algunos días, el diario New York Times, reveló detalles sobre una posible estrategia secreta que pactaron Estados Unidos y Arabia Saudita para controlar la producción petrolera en el Medio Oriente que  generara una sobre oferta y desencadenar el desplome de los precios internacionales del petroleo. 
Su estrategia se orienta a colapsar la economía rusa y de otros coristas en el mercado petrolero. Una política parecida a la que pusieron en marcha ambos países en 1986, que precipitó el desplome de los precios internacionales que condujeron a la quiebra de la antigua URSS. 
Estados Unidos, al aumentar su producción de petroleo y suplir parte de su demanda interna, condicionó una variación en el entramado status quo petrolero, un nuevo orden y nuevas condiciones a tener en cuenta en el mercado internacional.
Estados Unidos, además de cubrir parte de su demanda interna ha comenzado, tras aprobar el uso de fracking a exportar petróleo. De manera que la sobreoferta ha debilitado la demanda y ha propiciado el desplome de los precios internacionales. Por puede tener sentido el rumor sobre el pacto secreto de los dos mayores productores en el mundo para dañar las finanzas de países que están fuera de sus órbitas geoestratégicas.

Especialmente a Rusia, tercer productor mundial de crudo. Desde que está en el poder Putin ha desarrollado una política de resurgimiento imperial, pero con una gran debilidad debido a que las materias primas son los principales motores de su economía. Economía que depende de las exportaciones de estas materias primas y de las ventas de armas, donde el petróleo y el gas aportan el 35% de su PIB, el 50% de los ingresos del Estado; más de la mitad de las exportaciones y el 60% de la actividad industrial.
La crisis política de Ucrania ha servido de tapadera a Estados Unidos y la UE desplegar sanciones económicas  contra Rusia con el fin de disminuir su poder económico y energético. Europa importa de Rusia el 67% del petrolero y el gas que consume. Por eso, al forzar la bajada del precio del crudo, se debilita su poderío económico y energético, una operación clave para redefinir un nuevo mapa en la seguridad y viabilidad energética de Europa.
Su finalidad, una Europa libre de la dependencia rusa, pero dentro de la zaga energética de Estados Unidos y sus aliados. Detrás de las sanciones lo que se encubre es una maniobra geopolítica para que sus socios, Argelia y Qatar aumenten sus exportaciones de gas a Europa.
Por eso las sanciones contra las empresas petroleras rusas , además de restringir sus accesos a los mercado de capitales de Estados Unidos y Europa, se les impiden celebrar acuerdos con empresas petroleras estadounidenses y europeas para recibir transferencias de tecnologías para los proyectos de explotaciones petroleras en el Ártico ruso.

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